Dos cosas están ya muy claras en el presente y futuro del Real Madrid. Una es que José Mourinho no va a permitir la menor intromisión en su trabajo. Y la otra es que Jorge Valdano va a seguir siendo lo que era hasta ahora, o sea, que ni lo van a echar ni él va a dimitir. Hasta me atrevería a asegurar que será el primer confidente del técnico portugués, tal como en su día lo fue de Manuel Pellegrini, dado el feeling que se percibía entre ambos.
Me gustó lo que dijo Valdano. Sabe salir de los charcos como James Bond de los apuros: como un pincel. “No tengo derecho a llevar mis obsesiones al lugar que ocupo en el club”, dijo textualmente. Que traducido al argot futbolístico significa que donde hay patrón no manda marinero y que a Mourinho lo ha fichado Florentino Pérez. Y que él es un empleado del club.
Mourinho estuvo perfecto, dominador de la situación, controlando al adversario que, en ese momento, era un numeroso grupo de periodistas dispuestos a buscarle las cosquillas. Fracasaron rotundamente. Mourinho domina el cuerpo a cuerpo a la perfección. “He hablado con Raúl, pero lo que se habla entre entrenador y jugador… la prensa no entra”, fue uno de sus mensajes a la canallesca. Como cuando advirtió: “No hablo de fichajes porque cada diez palabras que dices, el precio sube diez millones más”.
Nos lo vamos a pasar muy bien con Mourinho. No sé si ganará títulos, pero el entretenimiento está asegurado. En el Real Madrid ha comenzado una nueva etapa. Se supone que va a durar… al menos cuatro años.
